Más sobre el Daredevil de Frank Miller

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Continuamos nuestro pequeño estudio de la etapa de Daredevil que concurre entre los números 180 y 185 de la edición norteamericana, recopilados en un solo volumen denominado Condenados.

De un plumazo Frank Miller se ha deshecho de dos de los personajes más importantes de la serie: por una parte el antihéroe Bullseye, papel que en el final de esta etapa recaerá exclusivamente en Kingpin, aunque recuperara para Ruleta al archienemigo tradicional, en una exhortación sobre el papel de cada uno y su influencia en la sociedad.

Por otra, la desaparición de Elektra, no solo entraña el conflicto ético entre el dúo, sino que Matt Murdock pierde una pareja sentimental. A partir de ahora ese papel recaerá en Heather. Murdock en un alarde de dejar atrás el pasado, o mejor expresado, en una solución apresurada para olvidar a Elektra, le pide matrimonio a Heather.

Mientras Daredevil se encuentra en un torbellino psicológico ocasionado por la perdida de Elektra, que lo lleva hasta el extremo, en una puntada de locura, de desenterrar la tumba para confirmar que esta muerta, Frank Miller entretiene al lector -o rebaja la intensidad psicológica del relato- con El Castigador, antihéroe marveliano que cumple condena por haberse tomado la justicia por su mano.

Una vez más nos encontramos ante un pictograma de intereses éticos que nos impone su autor. Un agente federal propone a Frank Castle ayudarlo a salir de la Cárcel, con la condición que eche una mano al estado para detener un convoy de droga.

De nuevo su autor, como hiciera en La última mano, pone en confrontación la pérdida de la fe en la justicia o en el sistema policial, el agente necesita del trabajo sucio, del asesinato de estado para poder cumplir su misión. Ahora la duda no llega fuera del sistema de la mano de Daredevil, sino del interior mismo de la estructura policial.

Frank Miller sabrá arreglárselas para elaborar un argumento políticamente correcto, pero la piedra ya la ha arrojado, y no es la primera.

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En Un juego de niños encontramos una de esas obras pedagógicas, con una moraleja que no pretende quedarse en una segunda lectura, sencilla de comprender, la droga es mala y aquellos que las distribuyen o inculcan su cultura entre los gremios mas indefensos –como los menores de edad- son igual de malos.
Daredevil se vera confrontado contra el mismismo Castigador, ambos a la búsqueda de la misma meta pero con diferentes medios. De nuevo entra en conflicto la ética a seguir, tomarse la justicia por la propia mano no esta bien –salvo qué quien lo haga sea el propio Daredevil-. De nuevo Frank Miller serpentea entre lo que es correcto y lo que no, mientras que un episodio pone en duda el sistema judicial, en el siguiente envía un recado totalmente contrario.

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El recopilatorio Condenados, terminas con Agallas. Historia socarrona que tiene como protagonista a Foggy Nelson.

El socio de Murdock en su afán de ayudar a Heather y no preocupar a su amigo se ve envuelto en un embrollo con Kingpin de por medio. En ningún momento Nelson sabrá que Daredevil se encuentra detrás de sus talones y que es él quien esta resolviendo los entuertos. Por una vez en su vida Foggy Nelson sabrá lo que es sentirse como un héroe y que no le miren por encima del hombro, logrando hasta el respeto del propio Kingpin.

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Después de tanta muerte, deriva psicológica del personaje y moralina política no había más remedio que darle al lector un pequeño paréntesis humorístico. Por que lo mejor esta por llegar, y hasta hora solo estábamos subiendo la montaña rusa, será ahora cuando caigamos en picado a gran velocidad, pero eso ya lo contaremos cuando se edite el último volumen de la colección.

Titulo: Daredevil: Condenados
Editorial: Panini
Sello: Best of Marvel Essentials
Elaboración: Rústica
Páginas: 288 color
PVP: 18.95
Autores: Frank Miller, Roger Mckenzie, Klaus Janson

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